Cómo me dijo Dios a qué oferta de trabajo presentarme

Cuando tenía 21 años, sufrí dolor crónico durante 5 años. Fue un periodo de mi vida muy largo, difícil y oscuro y lo único que me daba esperanza era mi fe en Dios. Buscar su presencia cada día fue lo que me permitió dejar de enfocarme en mi dolor constante y enfocarme en él y en su poder. Y hoy estoy sanada, ¡Gloria a Dios!

En aquella época, estaba estudiando la carrera de Teología en la universidad. Donde vivo, para poder permitirse estudiar en la universidad, los estudiantes necesitan el completo apoyo económico de sus padres o tener un trabajo de media jornada, y como soy una persona independiente por naturaleza quería conseguir un trabajo.

El único problema era que el dolor crónico de mis manos me impedía trabajar. Un día, hablé con Dios sobre esto y le pedí que me diese un trabajo en el que pudiera ganar bastante y no tuviera que usar mis manos. Para ser honesta contigo te diré que en el fondo no creía que trabajar fuera posible para mí. Y es que ¿qué trabajo podría tener que no incluyera usar mis manos?

Algunas semanas después de esta oración sentí que debía ir a la plataforma de ofertas de trabajo para estudiantes que tiene mi universidad. Inmediatamente escuché al Espíritu Santo diciéndome “Ve a la 5ª página y clica en la 3ª oferta empezando por abajo”. Y así lo hice.

La empresa que publicaba esa oferta buscaba estudiantes para trabajar en su call center (centro de llamadas) para vender sus productos y pagaban un salario decente, así que pensé, “Bueno, ¿qué puedo perder? ¡Voy a inscribirme!”

Ese mismo día, envié mi solicitud. Al día siguiente me contestaron pidiéndome una entrevista. Al siguiente dia, hice esa entrevista y otro día después me dieron el trabajo. En el periodo de cuatro días (!!!) había conseguido un trabajo que no solo me aportaba un sueldo decente sino que se adaptaba a mis problemas de dolor crónico, ya que podía estar todo el turno al teléfono y no usar mis manos.

¿Qué probabilidades había de que existiera un trabajo que pudiera hacer sin usar mis manos? ¡Todavía hoy me asombra como Dios me guio a un trabajo que se adaptaba a mis necesidades perfectamente!

Y eso no es todo. Mis compañeros de trabajo eran estudiantes también, y la mayoría no eran creyentes. Tuvimos conversaciones muy buenas sobre Dios, religión y sobre lo que significa ser cristiano. Pude ver al Espíritu Santo usándome para compartir con esos preciosos jóvenes acerca de la iglesia y de quién es Jesús. 

Pero, aunque todo esto suene muy bien, también fue un gran desafío para mí. Y es que compaginar mis estudios con mi trabajo mientras lidiaba con el dolor crónico y tenía varias visitas médicas a la semana no fue nada fácil. Además, trabajar en un call center (centro de llamadas) puede ser muy agotador, ya que algunos clientes eran difíciles de complacer.

Pero cada mañana que pasaba tiempo en la presencia de Dios, él me llenaba de nueva energía y motivación para seguir adelante. Incluso hasta el día de hoy sé que fue 100% la voluntad de Dios que yo trabajara allí y que fue él quien me sacó de esa empresa unos meses  antes de que se  declarara en bancarrota. Saber que Dios está obrando en mi vida y guiándome en la dirección adecuada me sobrecoge y me llena de paz.

Pero todo esto pasó solamente porque busqué a Dios cada mañana. Dios no me habló y me dio un trabajo “de la nada”. Fue el pasar tiempo con él a diario diligentemente lo que me permitió desarrollar una relación cercana con él y buscar su voluntad para mi vida. Y es que el único motivo por el que pude actuar acorde a la voluntad de Dios es porque aprendí a escuchar su voz. 

Es muy importante que pasemos tiempo con Dios a diario para conseguir dirección para cada área de nuestras vidas. Imagina cómo sería tu vida si Dios te dijera con quién casarte, a dónde mudarte, qué trabajo elegir, en qué amistades invertir, y muchísimo más. 

Puedo asegurarte que si entregas todo lo que eres y tienes a Dios te estarás zambullendo en la mayor aventura de tu vida, y aunque, evidentemente, no será todo perfecto, nunca te sentirás tan completamente vivo.

Todo empieza con arrodillarse en la presencia de Dios, ya que Dios solo puede empezar a moverse en tu corazón y en tu vida cuando te arrepientes de tus pecados y entregas todo a Dios completamente, sin reservas. La clave es construir una base sólida e inamovible en él y entregar todo lo que tienes a tu Padre celestial.

Este post ha sido traducido por Ana Mora. Si necesitas traducción inglés-español o español-inglés contacta con ella: momoan070397@gmail.com

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