Livia tiende a estar ansiosa. Parece tener una preocupación crónica. A veces, cuando no hay motivo para estar ansiosa, inventa algo para abrigar pensamientos ansiosos. Se siente ansiosa cuando su esposo llega cinco minutos tarde, ya que lo imagina involucrado en un terrible accidente. Si el hijo de Livia tose, le preocupa que esto pueda ser el comienzo de una enfermedad grave. Teme que algo malo pueda pasar en cualquier momento.
A pesar de que Livia es un personaje ficticio, me recuerda a mí hace un par de años (puedes leer más sobre mi lucha con los pensamientos de ansiedad: Como Dios me cambió).
De cualquier modo, cuando era más joven, me preocupaba no encontrar nunca un esposo. Temía que Dios tuviera el matrimonio en mente para todos menos para mí. Temía no aprobar nunca el examen para ir a estudiar Teología. Me preocupaba no poder curarme nunca de mi enfermedad crónica (post en inglés). Podría llenar línea tras línea con ejemplos. Y aun ahora, que Dios cambió todo, mi mente a veces inventa cosas por las que estar ansiosa. ¿No es gracioso? Bueno, tal vez sea simplemente ridículo.
Hace años, solía preocuparme en exceso. Hoy, me preocupo de vez en cuando. Pero ahora sé cómo no quedarme atrapada en los pensamientos ansiosos y cómo salir de ese círculo vicioso. No podemos evitar que los pensamientos temerosos pasen por nuestra mente, pero podemos aprender a lidiar con ellos en consecuencia. Cuanto más los desenmascaramos y oramos por ellos, menos entran en nuestra conciencia. La mayoría de las personas que tienden a obsesionarse con las cosas y se ponen ansiosas por ellas, lo hacen por costumbre. Nos preocupamos porque estamos acostumbrados a preocuparnos, tal vez durante décadas. Es un patrón de pensamiento que nuestra mente se siente cómoda abrigando.
Pero la Biblia nos dice que llevemos cautivo todo pensamiento:
“Derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo” 2. Corintios 10:5.
En los siguientes párrafos, voy a compartir contigo lo que me ha funcionado para detener los pensamientos ansiosos. Espero que algunos de esos consejos también te ayuden a calmar la ansiedad.
Descubrí que una de las mejores armas para lidiar con la ansiedad es enfrentarla con la realidad. Toma tu pensamiento ansioso y quédate ahí por un tiempo. Sé que esto es difícil al principio porque es exactamente lo que no quieres hacer, ¿verdad? Si confrontas racionalmente tu ansiedad y determinas la probabilidad de que ocurra el evento imaginado, notarás lo absurdo de tu pensamiento. Hazte preguntas que desafíen tus pensamientos. Verás que pierden su poder cuando se enfrentan a la realidad. Pídele a Dios que te ayude a examinar tus patrones de pensamiento ansiosos; él estará más que feliz de guiarte. Ora por entendimiento y revelación para alinear tus pensamientos con la verdad.
Otra excelente manera de calmar la ansiedad es meditar en los versículos de la Biblia. ¿Cuáles deberías leer exactamente? Recogí mis favoritos en una lista en otra publicación del blog: 15 versículos bíblicos para calmar el miedo y la ansiedad.
Habla con un amigo de confianza. Comparte tus miedos y preocupaciones con alguien cercano. A veces, nuestros pensamientos ansiosos nos impiden analizar nuestra situación de manera objetiva. Todo lo que vemos son esas cosas amenazadoras que podrían suceder. Habla con alguien que pueda ayudarte a pensar de manera más clara y realista.
Recuerda esto: la mayoría de las cosas que te preocupan nunca sucederán. La mayoría de tus miedos y preocupaciones solo existen en tu imaginación. Es posible que recuerdes eventos que te preocuparon anteriormente y que, después de todo, no fueron tan malos. Esa presentación, reunión, viaje o lo que sea que te mantuviera despierto por la noche, resultó salir bien. Innumerables cosas que imaginabas que podían salir mal, no salieron mal. Te preocupaste en vano.
Los escenarios que ocupan nuestras mentes sobre lo que podría suceder nos hacen sufrir sin motivo alguno. Mientras imaginas lo que podría suceder, sientes que el dolor y la ansiedad se apoderan de tu mente y corazón. Por miedo tomas decisiones imprudentes con consecuencias desafortunadas. Dios no quiere que sufras por cosas que probablemente nunca sucedan. ¿Por qué te causas todo este dolor al dejar que tu mente divague?
Sí, el dolor y el sufrimiento son parte de la vida. Hay momentos en los que los acontecimientos desafortunados ocurren por sorpresa. Lo sé, no queremos escucharlo ni aceptarlo. Pero ni la preocupación ni el miedo cambiarán tu situación. No mejoran tus circunstancias, pero si te causarán aún más angustia. No importa cuánto te preocupes por tu futuro, es probable que las cosas resulten completamente diferentes de lo que esperabas.
Lo mejor que puedes hacer hoy es pasar tiempo con Dios. Porque cuanto más arraigado estés en la oración y te mantengas firme en tu relación con Dios, mejor estarás preparado para enfrentar lo que se te presente. Lo que realmente tienes es el ahora. Y ahora mismo Dios está presente. ¿Por qué no tomarse un momento para ver lo que Dios está haciendo actualmente? Ora y pídele por entendimiento de tu situación y perspectiva para tu día.
El futuro siempre será incierto ya que nunca sabrás lo que va a pasar. Acepta que las cosas buenas y malas son parte de la vida y que Dios está contigo pase lo que pase. Concéntrate en lo que Dios está haciendo en tu vida y en tus tareas en este momento.
Entonces, ¿cómo detengo realmente un pensamiento ansioso? Aquí hay un ejemplo simple de un pensamiento ansioso típico que cruza mi mente: temo que mi hija se caiga por las escaleras y se lastime gravemente. Primero, confronto ese miedo con la realidad: ¿Qué probabilidades hay de que esto suceda ahora mismo? Por el momento, estamos sentadas en el suelo jugando en su habitación y no hay escaleras. Es un evento muy poco probable. Por lo general, me detengo allí mismo y vuelvo a la tarea en cuestión.
Pero si el pensamiento ansioso regresa, este es mi proceso de pensamiento: cuando caminamos hacia la escalera más cercana, es mi responsabilidad como su madre asegurarme de que aprenda a subir las escaleras de manera segura. La próxima vez que caminemos por las escaleras, estaré allí para enseñarle y ayudarla.
Rezo para que Dios la proteja y me dé sabiduría para ayudarla a aprender a subir las escaleras de forma segura. Decido cuidarla lo mejor que pueda, pero al mismo tiempo, sé que no puedo controlarlo todo. Me recuerdo a mí misma que preocuparse es una pérdida de tiempo ya que solo le roba la belleza al momento presente. Luego, vuelvo a centrar mi atención en lo que he estado haciendo y la tarea que tengo entre manos; jugando con mi hija.
Si no te ocupas activamente de sus pensamientos ansiosos, nunca te librarás de ellos. Practicar nuevas formas de pensar como nos enseña la Biblia (Romanos 12: 1-2) puede parecer antinatural al principio porque no estás acostumbrado. Continúa y la incomodidad se desvanecerá.
Es una lucha activa, una lucha continua para ganar la batalla en nuestras mentes. Pero cuanto más lo hacemos, cuanto más activamente nos involucramos en pensamientos positivos, más fácil se vuelve.
Déjame saber en los comentarios: ¿Qué te ayuda a ti a parar los pensamientos ansiosos?
Este post ha sido traducido por María Raffo.
6 replies on “Como detuve mis pensamientos de ansiedad”
The next step is to ask yourself whether your thoughts are helpful or unhelpful. Look at what you’re saying to yourself. Does the evidence support your negative thought? Some of your self-talk may be true. Or it may be partly true but exaggerated.
I love that tip! Thank you for sharing 😊
By reading Bible and Praying help me to stop anxiety thoughts
Oh yes! Great choice. 😊
Love this, Madeleine! You’ve addressed this so well and pointed to God and His Word (as always)! One more question might be something like, “What would God say about this thought I’m thinking?” That always directs me back to His Word, too. Thanks so much for sharing your insights and wisdom on this topic!
Thanks, Abi. I love the question “What would God say about this thought I’m thinking?”