Lo que significa renunciar al control

Solía pensar que renunciar al control significa dejar de esperar, soñar y preguntarse. Siempre pensé que si ponía todo completamente en manos de Dios, no debía imaginar mi futuro. Pero he aprendido que ceder el control no significa que Dios pase por alto mis deseos.

Puede ser que en el momento en que lo sueltas, Dios empiece a cambiar tu corazón. Poco a poco, mueve algunas cosas, algunas cosas fuera y algunas cosas nuevas dentro. Eres testigo de un cambio de actitud, de una valentía que no sabías que estaba dentro de ti, o de una nueva y sorprendente forma de hacer las cosas. Al ceder el control, se abren nuevas posibilidades y ves tu situación bajo una nueva luz. Donde antes veías un borrón, de repente ves un camino delante de ti.

Dejar ir no significa necesariamente que tu vida vaya a cambiar drásticamente y que acabes en un país diferente, haciendo cosas que nunca imaginaste hacer, preguntándote “¿Cómo he llegado hasta aquí?” Aunque creo que Dios cambia nuestras vidas de forma repentina a veces, ceder el control puede ser mucho más sencillo y menos espectacular.

Renunciar al control significa hacerlo a la manera de Dios y no a la tuya. Se trata del momento en que dejas de aferrarte a tu propio plan y empiezas a poner el liderazgo de nuevo en manos de Dios. Y aunque las cosas salgan de forma diferente a lo que pensabas, Dios sabe lo que está haciendo y te está guiando hacia donde quiere que vayas.

Normalmente, una persona decide ceder el control cuando no hay otra manera. Cuando estás al final de tu cuerda y has intentado hacerlo a tu manera durante el tiempo suficiente, estás dispuesto a soltarlo y dejar que Dios lo haga, ¿verdad?

Los israelitas no tuvieron más remedio que ceder el control cuando Dios les sacó de Egipto. Tuvieron que confiar únicamente en su guía.

Los israelitas no sabían cómo escapar de los egipcios, pero Dios separó el mar.

Los israelitas no sabían adónde ir, pero Dios les guió en una columna de nube.

Los israelitas no sabían qué comer, pero Dios les dio maná que cayó del cielo.

Sorprendentemente, los israelitas no fueron el ejemplo perfecto de ceder el control. Se quejaron y temieron. Intentaron almacenar maná, a pesar de que Dios les ordenó que recogieran sólo lo suficiente para ese día (Éxodo 16:4). Su historia es un retrato de la fidelidad de Dios hacia su pueblo a pesar de la lucha humana por confiar en Él.

Dios sabe que a veces tropezamos, cometemos errores y tenemos colapsos emocionales. Comprende que a veces nos faltan las fuerzas para rezar, servir y adorarle. Pero, a pesar de tu tendencia a fallar, ¿estás dispuesto a ceder el control (de nuevo) y a confiar en Dios?

Puede que estés en el camino, pero no ves tu destino. No puedo decirte cuándo van a cambiar las cosas ni cómo se producirá tu avance, pero conozco al que lo sabe. Conozco al que quiere dirigirte y guiarte aunque lleves años conduciendo sin rumbo.

Renunciar al control significa confiar en tu relación con Dios. Donde se acaba el control empieza la relación.

Puedo garantizarte que en el momento en que abandonas el control, Dios empieza a cambiar las cosas.

Este blogpost ha sido traducido por DeepL. Pido disculpas por los errores y ambigüedades que hayan podido surgir debido a esta traducción en línea. 

Lee más artículos del blog:

Oraciones mientras encuentras a tu idóneo: 10 peticiones clave

Tu percepción de Dios determina como vives tu vida

Se acaba el invierno y llega la primavera 

Share This: